lunes, 6 de octubre de 2014

Nuestra responsabilidad personal

LECTURAS:
Ezequiel 18: 1-4; 25-32
Salmo 25: 1-14
Filipenses 2: 1-13
EVANGELIO:  San Mateo 21: 28-32

El pasaje evangélico del último domingo de Septiembre nos interpela potentemente acerca de la actualidad de la llamada de Dios para nuestra conversión y la necesidad de una respuesta  personal adecuada.

El pasaje, con su apelación, a los dos "hijos" de un hombre, se enmarca en los últimos tiempos de la predicación de Jesús y en la creciente hostilidad que su mensaje despertaba entre la élite religiosa judía y su creciente popularidad entre los que hoy consideraríamos "excluídos del sistema".

Haciendo una aplicación a nuestra situación actual, podríamos decir que no es excusa para Dios el que "siempre hayamos sido buenos", o el "ya nos convertimos de una vez por todas".

Aunque pueda parecer demasiado severo: "no hay santos para Dios" (obviamente fuera de Jesucristo, su Hijo Único). Por lo que la llamada a la conversión es para todos y en cada situación o momento de nuestras vidas.

Aunque nuestra "imagen" pueda ser óptima, Dios - y también muchas veces los más cercanos a nosotros - saben que hay cosas en nuestra vida que deben ser cambiadas, o mejoradas. Y, efectivamente, es voluntad de Dios que cambien o mejoren.

También - de puertas para afuera-  el testimonio de cada cristiano es importante, más aun"imprescindible", en el Plan de Dios y, si no cultivamos adecuadamente la parcela que nos ha sido encomendada, habrá personas que no conocerán a Jesús o que se harán de El una pobre idea, a causa de nuestra desidia y falta de entusiasmo (Filipenses 2: 12-13).

Oramos /Preguem /We pray for

  • La libertad religiosa en España y en el mundo y el cese de las persecuciones por este motivo.
  •  Por las autoridades civiles y por un gobierno justo.
  •  Por nuestra propia conversión.

Recordamos, además, la presencia de los benditos ángeles y su misión como compañeros y protectores del Pueblo de Dios en su peregrinación.



Elaborado por José Luis Mira Conca